La sabiduría de los grupos en el diseño y funcionamiento de las ciudades
Los recientes temporales de frío y nieve en Canadá y Estados Unidos han tenido a los dos países paralizados en las últimas semanas, al menos en la costa Este. Pero la nieve puede traer algunas ideas muy interesantes, o cuando menos curiosas, en el diseño de los espacios públicos y en la mejoras en la seguridad del tráfico.
Si no has oído hablar de la palabra inglesa sneckdown quizás sea por que en estas latitudes el fenómeno invernal no es tan acusado en las ciudades o porque los anglosajones tienen términos para denominar todo.
Sneckdown es un vocablo que combina las expresiones snow (nieve) y neckdown, en referencia a los puntos de estrangulamiento en el ancho de las calles, generalmente por aumento de la acera con el fin de ampliar el espacio para los peatones frente a los vehículos.
En si, estas gargantas son unas de las medidas más eficaces para provocar un calmado del tráfico y son comúnmente utilizadas en zonas 30, áreas residenciales y centros de ciudades. El sneckdown es un nuevo y curioso fenómeno que gana interés en estos dos países y que se aprovecha de las formaciones de acumulación de nieve creadas en las calles para revelar los espacios que los coches no utilizan, proporcionando una indicación visual sobre el comportamiento de la gente y la implementación de posibles medidas destinadas al templado del tráfico.
Este fenómeno se encuentra muy relacionado con otro que sí tiene una denominación en castellano: la sabiduría de los grupos. Como señala Juan Freire en su blog, «si deseamos crear caminos peatonales en una zona verde tenemos dos opciones: definir a priori las rutas que consideramos más apropiadas para los peatones o dejar que los peatones creen sus propias rutas, que dejarán una huella permanente al eliminar la vegetación, e insertar los caminos sobre esas huellas. Basta visitar muchas zonas verdes de nuestras ciudades para comprobar que la planificación previa suele fallar y, al lado de rutas perfectamente planificadas y ordenadas, nos encontramos las rutas reales y polvorientas que siguen los peatones.»
El resultado de estos trazados lógicos –caminos del deseo, otra expresión a recordar- no es más que la visualización de uno de los casos más ilustrativos de la sabiduría de los grupos (wisdom of crowds, en inglés): las decisiones individuales, cada huella que deja el peatón en el terreno, supone una suma estadística que a la postre da como resultado la aproximación a la situación más correcta o lógica. En este caso es, ni más ni menos, el diseño de las ciudades realizado por el peatón.
Otro ejemplo de lo que comento se puede observar en OpenStreetMap. La multitud de trazas GPS que sus usuarios guardan suponen una información muy interesante para cualquier persona interesada en el desplazamiento y la movilidad colectiva de las personas. Posiblemente, uno o dos tracks digan poca cosa. Si trabajas con 20 o 30 la cosa cambia y quizás podrías conocer cuestiones como previsibles situaciones del tráfico, velocidades reales de desplazamiento, rutas lógicas en un momento concreto u orígenes y destinos de viajes a determinadas horas. A fin de cuentas no es algo que Google no este haciendo ya a través de Waze.
Así que la próxima vez que veas esa acumulación de nieve en las calzadas de las calles piensa en lo que revelan y como podrían aplicarse intervenciones en el calmado del tráfico y en la mejora de los desplazamientos de los peatones.
GIS Project Manager con más de 15 años de experiencia en el campo de los Sistemas de Información Geográfica (GIS) participando en proyectos aplicados al transporte y movilidad, los servicios urbanos, el medio ambiente y el patrimonio.